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10 situaciones en el transporte público que marcaron la niñez chilanga

viernes, 30 de abril de 2021

Crecer en la capital o la periferia de la Ciudad de México es toda una experiencia que hasta debería tener valor curricular. En esta nota hacemos el conteo de las 10 situaciones que seguramente viviste en tu niñez las primeras veces que te trepaste al transporte público:

1.- Pasarte por debajo de los torniquetes

Esta es una estrategia de los papás que necesitan ahorrarse pasaje y teníamos que ser trucha para lograrlo, aunque por dentro nuestro deseo era hacer girar el torniquete.

2.- Ir leyendo absolutamente todos los letreros

Aprovechábamos toda oportunidad para practicar y seguro que nuestras primeras lecturas fueron los letreros de los camiones. Literalmente crecimos leyendo la ciudad.

3.- Patear el asiento

Seguro que es algo que te choca que te hagan como adulto, pero acéptalo: alguna vez la inquietud o el aburrimiento te orillaron a hacerlo y seguro te regañaron tus papás.

4.- Estirarte para ver si alcanzabas el pasamanos

Era un reto intentar alcanzar cualquier cosa que estaba en lo alto, como los pasamanos de cualquier transporte o incluso el timbre del camión o microbús.

5.- Que un extraño se ofreciera a cargarte en las piernas

Honestamente esto suena aterrador ahora, pero siempre sucedía que algún adulto que no quería levantarse y darte el asiento, se ofreciera a cargarte. ¡Qué incómodo!

6.- Perder tu juguete en el transporte público

Si fuiste de las criaturas que aprovechaba cada oportunidad para sacar a pasear algún juguete, seguro perdiste alguno. Ahora nomás olvidas el topper o la chamarra.

7.- Oler el trasero de toda la gente

Medir alrededor de un metro no nos hacía la vida tan fácil en el transporte público. Si llegaste a vivir esos incómodos momentos en hora pico, podrías necesitar terapia.

8.- Que te dejaran sentar en el asiento del cacharpo

No hay mejor sensación en el mundo que vivir el privilegio de que el chofer o el cacharpo te ofrezcan ese asiento que parecía mandado a hacer para ti.

9.- Emocionarte por asomarte a la cabina del metro

Viajar en el metro era lo más emocionante que nos podía pasar cuando teníamos inocente la mirada, pero no imaginábamos el terror de nuestros papás.

10.- Hacer berrinche porque no te compraron ni una botanita

De peques somos las víctimas perfectas de la hábil mercadotecnia de quienes venden productos en el transporte. Además, todo lo que venden es muy llamativo y barato.

No es fácil ser adulto y viajar en transporte público, seguro que lo que más extrañamos es que si nos hartamos de caminar o estar de pie, nuestros papás podían cargarnos. No podemos regresar en el tiempo, pero podemos ayudarte a moverte más fácil en transporte público con la app de Rumbo.

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