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¿Tenemos un transporte público accesible para todas las personas?

miércoles, 1 de diciembre de 2021 | Ya te la sabes

Viajar en transporte público en la CDMX puede ser toda una travesía de la que en muchas ocasiones sólo salimos a empujones. No obstante, ¿te has preguntado el reto que estos traslados representan para el más de millón y medio de personas con discapacidad que viven en la capital? En Rumbo pensamos que es momento de hablar del tema y cuestionarnos qué tan accesible es nuestro transporte para todas las personas.

Con ello en mente, en esta entrada te queremos platicar más sobre esta problemática. De igual forma, te compartiremos los retos que tenemos frente a nosotros en el ámbito de la movilidad y los avances que hemos tenido en la ciudad conforme seguimos avanzando. Además, nos gustaría que te llevaras de tarea una pequeña reflexión de por qué es importante repensar la forma en que están diseñados los espacios públicos.

La primera verdad que debes saber: el espacio público no es neutral

En entradas anteriores hablamos sobre cómo las mujeres enfrentan dificultades para trasladarse en transporte público puesto que este no se ajusta a sus necesidades ni hábitos de viaje. Bueno, pues la exclusión la enfrentan otros sectores de la población, entre ellos, las personas con discapacidad. Pero, ¿no se supone que estos espacios son “públicos” para que todas las personas podemos “acceder”?

Bueno, desde un punto de vista muy general, se pensaría que, efectivamente, los espacios públicos están ahí para que cualquier persona los use. No obstante, no todas las personas pueden acceder a ellos de manera efectiva ni mucho menos satisfactoria. Esto se debe a que, durante años, estas áreas han sido diseñadas con base en una mirada no neutral, que excluye a los diversos grupos sociales que lo utilizan. Y, en el peor de los casos, el acceso es tan limitado, que culmina en el aislamiento de quienes presentan dificultades para aprovechar esa infraestructura.

La movilidad de las personas con discapacidad

De acuerdo con el Grupo de Washington sobre Estadísticas de Discapacidad (WG) de las Naciones Unidas (referente para los datos recabados por el INEGI), se habla de discapacidad cuando una persona informa que enfrenta varias dificultades para realizar alguna actividad en particular, como caminar, ver, aprender, escuchar, mover los brazos, así como dificultades en los procesos mentales o de comunicación.

Ahora bien, partiendo de la gran verdad sobre la nula neutralidad del espacio público, es desde donde nos gustaría platicarte cómo afecta a millones de personas. Particularmente, obstaculiza el día a día de 1 millón 700 mil habitantes que, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), presentan alguna discapacidad en la CDMX, pero también viven los espacios públicos y se mueven por distintos rumbos de la capital.

Como el resto de la población, las personas con discapacidad tienen el derecho a satisfacer sus necesidades y realizar sus actividades cotidianas con plena libertad. Incluso, este derecho está reconocido en la legislación vigente. Particularmente, la Ley de Movilidad de la Ciudad de México define a la movilidad como el derecho de toda persona al acceso a los diferentes modos de transporte “para el efectivo desplazamiento de personas y bienes”. Aunado a ello, en años recientes se ha añadido en este marco normativo que el centro de la movilidad debe ser la persona.

Sin embargo, la realidad es que aún falta mucho por hacer para facilitar ese acceso al transporte para las personas con discapacidad. Los viajes de un modo de transporte a otro, así como el desplazamiento por algunos de los espacios donde se ejerce la movilidad, pueden resultar una travesía compleja y, en algunos casos, limitante. Como consecuencia, se reproduce el aislamiento y la exclusión que persiste en otras dimensiones sociales.

Repensar el espacio público, un reto que debemos asumir

En ese sentido, los distintos medios de transporte público han retomado el ideal de colocar a la persona en el centro de la movilidad, logrando ajustes en la infraestructura para facilitar el acceso. Y aunque en Rumbo reconocemos que aún falta mucho por hacer para garantizar la total inclusión, aquí te compartimos algunos de esos avances.

Actualmente, distintos modos de transporte como el Metro o el Metrobús han considerado la accesibilidad en su diseño e infraestructura. En el caso del Metrobús, algunos de los elementos que facilitan el acceso son los siguientes:

  • Servicio gratuito mediante una puerta de cortesía.
  • Rampas para acceder a las estaciones.
  • Semáforos peatonales auditivos.
  • Guía táctil para ciegos y débiles visuales.
  • Placas Braille.
  • Botones de alerta para recibir asistencia o conocer el próximo arribo del Metrobús a la estación.

Además, el Metrobús cuenta con infraestructura accesible al interior de cada autobús, tales como lugares exclusivos, cinturón de seguridad para sillas de ruedas, alarma acústica, señalética audiovisual para apertura y cierre de puertas, y pasamos con colores llamativos para débiles visuales. Así, se aspira a que todas las personas puedan viajar con la asistencia debida y de forma cómoda. No sólo eso, a largo plazo, se esperaría que esta asistencia no sea “una añadidura”, sino parte de los proyectos de movilidad desde su diseño y planeación.

El Metro también es otro caso donde comienzan a visibilizarse algunos avances en materia de movilidad accesible para todas las personas. Según informó el Instituto de las Personas con Discapacidad de la CDMX, desde 2018 comenzó una campaña permanente en colaboración con el Metro para la inclusión de las personas con discapacidad. Como resultado, en ese año se imprimieron boletos que buscaban concientizar sobre el tema.

Desde entonces, se ha aspirado al rediseño de distintas áreas del Metro que podrían ser más accesibles. Tales como la instalación de elevadores accesibles en las distintas estaciones. De igual forma, se ha implementado la gratuidad del servicio, ruta táctil, placas de señalización tacto-visual, indicadores visuales y sonoros para la llegada de los trenes, y asientos preferentes.

La movilidad rumbo a la accesibilidad, una labor en proceso

Y aunque se trata de pasos importantes para la accesibilidad universal. Lo cierto es que aún queda mucho por hacer. Esto, si se considera que para 2018 sólo el 37% de las estaciones del Metro eran accesibles, y que la red del Metrobús sigue en proceso de consolidación y ampliación para conectar a más personas con puntos opuestos de la ciudad.

El reto hacia la accesibilidad universal crece si miramos a nivel nacional, en el que, según cifras del INEGI, hay más de 20 millones de personas con discapacidad en todo México. Esa cifra, más décadas de atraso en políticas públicas inclusivas, pintan un panorama abrumador al querer cambiar todo el país. Pero no entres en pánico, mejor pensemos en lo que podemos empezar a cambiar desde hoy.

Para alcanzar la meta e incluir a todas las personas, podemos comenzar con cuestionarnos el diseño no neutral del espacio público. Todas las personas tenemos derecho a utilizarlo y, en consecuencia, este debe considerar la asistencia requerida por quienes presentan alguna discapacidad. Al mirar con estos ojos, también tendremos la mente y los oídos abiertos para escuchar a más personas y conocer sus necesidades. Es así como lograremos mirar la movilidad con más de una mirada, pero también recolectando palabras y experiencias. Sólo así sabremos cuál es el siguiente paso en esta causa.

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